Cantos introspectivos
L. MARTINUS: Tambores en la noche
J. D. OSORIO: Toccata con flow y chipola
C. NOGUERA: Cantos introspectivos - cuarteto no. 4
J. DÍAZ: mil cuartos blancos en línea recta
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el disco
A comienzos de 2023, cuando empezamos a promover la primera temporada de la serie de conciertos Sonidos & Sentidos, el crítico musical Emilio Sanmiguel no dudó en calificar esta iniciativa como una quijotada. Y, lo era, lo fue y lo sigue siendo. Sin embargo, ese primer año demostró la importancia de pensar este tipo de proyectos de manera integral y de manera mesurada – a la medida de las capacidades – pero sin sacrificar la ambición artística. Tras haber programado nueve recitales para esa primera temporada, al final del año contamos 24 conciertos realizados pues logramos entusiasmar a otras entidades y espacios culturales del país a presentar a algunos de los artistas. Al mismo tiempo, gracias a una colaboración con Naku Records y al generoso apoyo del Auditorio Fabio Lozano, terminamos el año habiendo grabado cuatro obras que fueron interpretadas durante la temporada. Éstas fueron seleccionadas por tratarse de obras colombianas – reflejando uno de nuestros principales objetivos, ser una plataforma y vitrina para los artistas colombianos, pero también porque éstas no habían sido grabadas.
Con la publicación de este disco, también de una manera poco convencional (por ahora solo en nuestra página web), estamos presentando al país estas cuatro composiciones, resaltando la escritura de sus autores y la capacidad interpretativa de los solistas y ensambles que las grabaron. Es así como Sonidos & Sentidos hace un aporte a la construcción del patrimonio sonoro colombiano, un patrimonio que se destaca por su multiplicidad de voces, tradiciones, orígenes y públicos. No son pocos los colombianos que trabajan en el ámbito de la música clásica ni pocos los residentes en el país que asisten de manera periódica a conciertos orquestales, recitales de música de cámara o producciones de ópera. Esta tradición musical, con orígenes en el viejo continente ha sido adoptada, apropiada y transformada como nos lo muestran Ludsen Martinus, Juan David Osorio, Carolina Noguera y James Díaz en este disco – esto sin mencionar a Sergei Sichkov, al Ensamble Murano, el Cuarteto Q-Arte y a La Sociedad, artistas de un amplio recorrido y una generosa labor artística y pedagógica a nivel nacional.
La industria discográfica ha cambiado radicalmente a nivel mundial, pero estos cambios no obstan para que quienes trabajamos en el mundo de la música, de la cultura y del patrimonio sigamos obstinándonos por explorar maneras de hacer que la música se preserve y se difunda por medio de nuevas grabaciones como esta. Esperamos que con este disco las obras lleguen a nuevos públicos, otros intérpretes que se interesen por incluirlas en sus repertorios y a nuevos programadores musicales que quieran darlas a conocer. Los invitamos a dar el primer paso escuchando el disco con los oídos, la mente y el corazón y que el trabajo y compromiso de todos los involucrados en este disco redunde en darles a ustedes -los oyentes- un momento de contemplación, desconexión y de amplitud mental, sonora y espiritual.
Sandra Meluk y Mauricio Peña
Fundadores y codirectores de Sonidos & Sentidos
notas al disco
UNA APUESTA EXTROVERTIDA
Jaime Cortés Polanía
Más allá de sus connotaciones históricas, lo que trae tras de sí la música de cámara no solo es una necesaria colaboración, coordinación y trabajo colectivo, sino también una serie de experiencias relacionales, intersubjetivas y mancomunadas que cada vez valoramos más desde la pandemia COVID-19. Todo ello entrelaza compositores e intérpretes en un terreno de exploración y creatividad muy distinto a lo que fue en el pasado. También vincula a entusiastas, gestores, pedagogos, periodistas, críticos, productores, programadores y otros tantos más en la urdimbre de mediaciones posibles hacia otros músicos y hacia el público.
Aunque es una práctica viva, la música de cámara no sobrevive por sí misma. Su sentido no descansa únicamente en el acumulado de obras canónicas, sino en su expansión constante con nuevo repertorio. Pero no basta con animarse a componer una pieza; es indispensable que suene, que se estrene, que se edite, que vuelva a sonar, que entre en la práctica habitual de colegas y estudiantes, que se grabe, que se difunda, que circule, que convenza, que inquiete, que cautive… Todo eso parece ineludible para que adquiriera la suficiente resonancia cultural como para llegar a considerarse una obra relevante, significativa y, por qué no, indispensable.
Desde comienzos de 2023 y a la fecha de publicación de este disco en agosto de 2024, la serie de conciertos Sonidos & Sentidos ha hecho su aporte: 25 recitales, la interpretación de 13 obras de 10 compositores colombianos incluyendo 4 estrenos, la presentación de 5 grupos de cámara y 4 solistas y la articulación de un equipo de trabajo de más de 20 colaboradores y voluntarios. Ahora, como corolario de ese aporte, presenta la producción discográfica Cantos introspectivos con cuatro obras recientes de músicos colombianos que dejan un testimonio perdurable para nutrir así la escena de la música de cámara en nuestro país.
Ludsen Martinus (n. 1999)
Al escribir sus obras, el joven compositor y director de orquesta cartagenero Ludsen Martinus suele acudir a rasgos emblemáticos de la costa Atlántica colombiana. En esta ocasión, tomó como punto de partida la antología titulada Tambores en la noche del celebrado Jorge Artel (1909-1994) —seudónimo de Agapito de Arco—, uno de los poetas más queridos de la región, heredero lejano de lo que en el siglo XIX conocimos premonitoriamente a través de la obra literaria de Candelario Obeso (1849-1884). De la colección poética de Artel, Martinus escogió al azar cuatro poemas que le sirvieron de pretexto compositivo para escribir su suite para piano solo. A partir de la asociación libre, los títulos de los poemas corresponden a cada uno de los movimientos.
En el primer movimiento, Cartagena 3 am, el nivel de abstracción es tal que no es posible identificar con certeza un ritmo distintivo. La intención es provocar una sensación de densidad desprendida, entre otras cosas, de la rapidez y la inclusión de clústers. Por contraste, ¡Danza, mulata, danza! es una cumbia, referencia directa a la música tradicional. En Romance mulato se despliega un trozo lento, lírico y sentimental con acordes más transparentes. El movimiento final, Tambores en la noche, retoma el título del poema que a su vez da el título a la antología de Artel. Aquí, como el mismo contenido poético lo sugiere, el protagonismo no es melódico sino rítmico, con tritonos de por medio y gestos de percusión que aluden a la música salsa.
Aunque cada movimiento tiene una correspondencia con las imágenes literarias artelianas, el oyente curioso y paciente identificará la perfecta correspondencia entre la melodía y el texto de Danza mulata, es decir, la aplicación de la conocida fórmula para las canciones sin palabras. Además de la obra en su versión original para piano, el compositor cuenta también con una versión orquestal dentro de su catálogo.
La obra fue estrenada el 10 de febrero de 2023 por el pianista ruso, nacionalizado colombiano, Sergei Sichkov en el marco del primer concierto de la serie Sonidos & Sentidos, presentado en el Auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
Juan David Osorio (n. 1985)
La Toccata con flow y chipola del compositor antioqueño Juan David Osorio es una obra comisionada especialmente por el Ensamble Murano para ser estrenada en la serie de Sonidos & Sentidos (2023). Osorio hila una coherencia a partir de la superposición de elementos disímiles en sus adscripciones culturales, pero afines en algunos de sus componentes musicales. Sus tres fuentes principales son: 1. Principios básicos de la composición barroca (el uso de ostinati que da un “piso” firme al sentido libre de una toccata como pieza instrumental con secciones sin interrupción, contrastantes, virtuosas y con pasajes de improvisación o inspirados en los ejercicios de improvisación); 2. Acentos distintivos del rap encadenados en la noción de flow (la capacidad y destreza que exhibe un rapero o trapero al adecuar sus rimas con los parámetros rítmicos de la música); 3. El carácter cíclico, recio y vertiginoso de la chipola (uno de los “golpes” tradicionales en las músicas de los llanos colombo-venezolanos que son ricas en ciclos armónicos, síncopas y alteraciones entre compases binarios y ternarios).
También llamarán la atención un par de gestos momentáneos: la exigencia a la flautista de tocar y entonar algunas notas al mismo tiempo, y la marcación del tempo con los pies y con golpes de mano en la caja de resonancia del arpa. Si cabe aún aludir a las “fusiones” o “hibridaciones”, este es un buen ejemplo de síntesis que anuda épocas, estilos y contextos divergentes.
Carolina Noguera (n. 1978)
Al hablar de la compositora Carolina Noguera es necesario entrar en la constelación profesional que ha transcurrido en las nuevas posibilidades y exigencias del siglo XXI. Quizás como nunca antes, la reflexión formalizada sobre la composición se ha hecho explícita en los textos publicados por los mismos compositores. Según lo demuestra Noguera, no se trata solamente de una declaración de principios estilísticos, sino de toda una elaboración académico/intelectual enraizada en un ejercicio de auto-exploración que cruza aspectos puramente teóricos y técnicos, experiencias auto-biográficas y valoraciones de tipo estético.
Es a partir de esta clase de ámbitos adyacentes a la composición misma en los que, de manera inteligible, Noguera ha compartido y dotado de sentido a sus tránsitos creativos. Buena parte de todo ello permea el Cuarteto de cuerdas No. 4 titulado Cantos introspectivos. Comisionado por el Consulado de Colombia en Malasia, lo estrenó en 2021 el UiTM Latin American String Quartet (Cuarteto Latinoamericano de la Universidad Tecnológica de Malasia) bajo la dirección de Juan Montoya.
Como en otras obras de Noguera, aquí también gobierna un componente autobiográfico basado en el movimiento pendular entre opuestos como fundamento de creación. Las indicaciones en la partitura proveen una cartografía global de la pieza: en la primera sección (I. Jardín secreto) encontramos “Ad. lib[itum] muy lento, contemplativo, casi sin melancolía”; y en la segunda sección (II. Feroz y siempreviva) “Agitato”, “muy alegre”, “enigmático” y “lento y melancólico”. El uso de las llamadas “técnicas extendidas” (chop, detrás del puente, arco sobre el cordal, sobre el puente…) está al servicio de subrayar tales contrastes.
No solo se evoca una sucesión de imágenes, sino toda una atmósfera entretejida en la latente vida vegetal de un jardín. El horizonte contemplativo e introspectivo de la primera sección se contrapone al despliegue de vitalidad, fuerza, impulso frondoso y desenfrenado de la segunda sección. En la comprensión de tal oscilación se otorga pleno significado a la labor de “la interpretación”; ante pasajes deliberadamente frenéticos, “prácticamente imposibles de tocar” como lo reconoce la misma compositora, solo se puede salir avante si los instrumentistas simplemente se entregan al fluir de la furia. Quizás pueda entenderse como la exigencia de una especie de actuación y dramaturgia que, apartada de las convenciones más rígidas de la interpretación musical, constituye la fuente de conexión con el público. Así, los desafíos no solo abrazan a quienes suben al escenario, sino también a quienes se atreven a escuchar las minucias que Noguera suele cosechar en su cotidianidad y traducir en su creación.
James Díaz (n. 1990)
¿Para qué detenerse a mirar “mil cuartos blancos en línea recta” si más bien se pueden cerrar los ojos para escucharlos? Las perspectivas de la escucha, algo tan real pero también tan inexplicable, se dilatan en las metáforas que James Díaz propone con el propósito de sumergirse y comprender sus composiciones. El acumulado de compromisos amarrados a las experiencias subjetivas despliega múltiples posibilidades, tantas como oyentes y circunstancias de escucha puede haber. De allí, quizás, las alusiones de Díaz a la psicodelia, primero entendida como “escape de la realidad”, luego como “extensión de la realidad” y finalmente como “la realidad misma”.
En una veta, esa realidad es subterránea en mil cuartos blancos en línea recta, una pieza estrenada en 2023 por el ensamble La Sociedad en la serie Sonidos & Sentidos gracias al apoyo de la Fundación Bolívar Davivienda. Aunque parezca lejano, el pretexto musical es el pasillo como género musical, pero no en sus rasgos característicos, sino como imaginario sonoro que puede ser concebido y escuchado desde varias perspectivas.
La explosión de posibilidades no se desprende de la indeterminación, una de las opciones más usuales para Díaz, sino de una direccionalidad. Esta direccionalidad se construye a partir de sucesivas reiteraciones y cambios muy sutiles, así como del uso de muchas técnicas extendidas de interpretación con el fin de crear una amplia colección de efectos envolventes. Así, cada fragmento contiene al siguiente y al anterior. La amalgama sonora es generosa y multiforme, una especie de caleidoscopio único que suscitará en los oyentes sus propias imágenes de sucesión y cambio, de allí el título mil cuartos blancos en línea recta.
Esfuerzos como el que hace Sonidos & Sentidos al articular a compositores, intérpretes, presentadores de conciertos e ingenieros no dejan de ser ejemplares y excepcionales en un contexto como el colombiano, tan carente de apoyos sostenidos a la cultura. Que tras este poco tiempo de trabajo el país pueda contar con una publicación que muestra el fruto de una apuesta visionaria y de la fructífera colaboración con Naku Records debería ser el punto de partida de una reflexión más profunda acerca de la inversión y el impulso a la cultura y a la construcción de patrimonio. Ojalá que este esfuerzo encuentre eco y pueda hallar la manera de sostenerse y trascender en el tiempo – el medio musical nacional ciertamente lo necesita.